martes, 31 de agosto de 2004

Goodbye, Tiruchy

Pues nada, se acabó lo que se daba, nos piramos. Hoy es mi último día en Tiruchy y lo pasaremos atando los últimos cabos y haciendo las maletas. En el ordenador de Maria suena una triste canción de Juan Perro que no contribuye precisamente a animarme. Sé que pronto voy a ver a toda la gente que quiero y a poder disfrutar de las comodidades de una cama como Dios manda y a librarme del calor, pero me parece que la alegría por todo eso no llegará hasta que lleve un buen rato en el avión. De momento lo único que siento es pena por dejar esta tierra y a estas personas, muchas de las cuales considero ya mis amigos.

Me llevo 7 carretes de fotos, una maleta llena de regalos, los tobillos hinchados, el pelo enrojecido del sol, tres picaduras de mosquito que no dejan de picar, dos nighties, siete churidares, un par de sandalias y un precioso tatuaje de henna que me hizo ayer Bobby y que se irá borrando poco a poco . Lo que no se borrará nunca son los recuerdos y las experiencias que he compartido aquí y que en cierta medida han cambiado muchas cosas.

Mañana me espera un día en el bochorno de Chennai y después 25 horas de viaje. Nos vemos a la vuelta.

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