Después de un domingo de asueto, el lunes volvemos al trabajo normal, o mejor dicho empezamos, porque el Vanakkam no ha tenido gran cosa de normalidad. Ha sido genial, pero normal, no mucho. Estos días en Karaikal son más que nada para mí, porque María estuvo en febrero y tiene todo muy reciente.
Las mañanas no son especialmente productivas, porque la gente está trabajando y los niños en el colegio, por lo que es difícil reunirse con nadie. Visitamos una aldea y entrevisto a varias mujeres que han recibido crédito, formación o ambas cosas para poner distintos negocios: un taller de costura, manufactura de productos de limpieza… Otra mujer nos muestra la casa que se han construido con las ayudas del gobierno y un crédito que pidieron al proyecto. Sin embargo, nos cuesta encontrar en casa a personas que entrevistar, así que nos volvemos a la oficina a comer. El auto avanza a toda pastilla por las pistas que conducen a las aldeas y al dar la vuelta a una curva, nos encontramos de frente con un elefante, conducido por su kornaka, caminando tan tranquilo por la carretera. Me produce gran emoción ver por fin a uno libre, aunque no salvaje, y me bajo del auto a todo correr para sacarme unas fotos y acariciarle la trompa. De pie a su lado impresiona su tamaño.
La inesperada aparición del elefante fue inmortalizada en foto y en video.
Las horas del mediodía son, últimamente, insoportables. El calor te aplasta y sientes la imperiosa necesidad de tirarte al suelo sobre las baldosas frescas (que no frías), así que permanecemos en la oficina, bajo los ventiladores, tratando de respirar y de hacer algo de provecho, en mi caso, la crónica para el blog de IND, que en realidad ha sido más bien una traducción adaptada de la última de éste. A partir de ahora se me empezará a acumular el trabajo. Ya tengo un montón de tareas asignadas para cuando vuelva a Tiruchy, casi todas ellas relacionadas con el mundo audiovisual y con los productos que pretendemos empezar a importar (fabricados por las mujeres del proyecto), así que creo que me lo voy a pasar pipa, ya os iré contando.
Por la tarde, regresamos a Tsunami Nagar, donde ya habíamos ido con el grupo, a presenciar una reunión de uno de los grupos de ahorro. María tiene clase de danza, por lo que me quedo sola ante el peligro, descontando la presencia de Bobby, que me hace de traductora y de apoyo. Tras un pequeño tira y afloja para conseguir que las mujeres a) no se empeñen en que me siente en una silla b) dejen de prestarme atención y se centren en lo suyo, me retiro a un rincón y observo, mientras Bobby me va resumiendo lo que ocurre. Son dieciséis mujeres, algunas con sus niños pequeños que no habrán podido dejar al cuidado de otra persona, sentadas, supuestamente, en el porche de una de ellas, pero no caben y acaban ocupando parte de la calle de tierra apelmazada. Los niños juegan, se pelean, gritan, lloran y trepan por sus madres y en el descampado adyacente, un escuálido perro marrón rojizo aúlla insistentemente sobre un montón de grava de las obras que la comunidad está realizando. Y en medio de ese caos, las mujeres recogen sus cuotas mensuales, ponen los libros al día, asignan tareas y préstamos. Se organizan. Nada las perturba. La presidenta anima a las integrantes más pasivas a implicarse en las reuniones de la federación de grupos. Una mujer pide mejoras en el programa. Cae la noche y se encienden los fluorescentes de las pocas farolas que alumbran la aldea. Nos vamos sin molestarlas y ellas siguen discutiendo sus asuntos porque tienen que cambiar sus vidas y, de paso, su país.
Bonito y aireado local de reunión.
PD: Un colacuerno no es nada contra una Saeta de Fuego bien manejada.
PDD: Tina, los collares que te molaban a ti solo los he visto en oro y son caros, no se si prefieres hacerme otro encargo...
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ResponderEliminarpero qué bien todo, sí, sí
muy provechoso
os deseo mucha suerte
Rafa
Nada las perturba,dices.Claro, les va en ello su futuro. Tu oportuna retirada al rinconcito y tu descripción de la reunión, magníficos desde mi punto de vista. Pero lo del elefante es para dar envidia, ¿a que sí?
ResponderEliminarBesos de todos
marisa
Te queda muy bien ese churidar, se ve muy bien lo delgada que estás ya. Tiene mérito, con lo rico que debe de estar todo ahí :-D.
ResponderEliminarEs una maravilla lo bien que se organizan las mujeres. Es muy cierto que están levantando su país.
Besos,
Tina