viernes, 14 de agosto de 2009

Flores y adioses

La carretera que lleva a Yercaud, una estación de montaña cercana a Salem, es una cinta de asfalto que serpentea entre un exuberante bosque poblado de multitud de macacos y plantas trepadoras que se enroscan en torno a los troncos de los árboles, desplegando todo el colorido de sus flores amarillas, naranjas, azules y violetas. A medida que la furgoneta sube, renqueando, hacia los 1.515 metros de la cima, el aire que entra por las ventanillas se va haciendo cada vez más fresco y la fascinación de las niñas por el lujuriante paisaje que se extiende a nuestros pies crece, alcanzando casi el éxtasis cuando las primeras gotas de una tormenta monzónica empiezan a caer, empapándolo todo y refrescando el ambiente hasta el punto de que algunas se echan un chal sobre los hombros y esa noche, dormimos tapadas con una manta y con los ventiladores apagados.

Foto parcial de las vistas. No les hace justicia, claro.

En Yercaud hay tantas flores que el aire está lleno de perfume y, mientras nos abrimos paso por la pista que transcurre entre bosques, cafetales y plantaciones de banano, las fragancias se cuelan por la ventanilla de la furgoneta, igual que en Tiruchy alternan los olores a incienso, basura, jazmines frescos, especias, alcantarillas o comida. Nos detenemos en un mirador con unas vistas impresionantes de la ladera de la montaña, en la que cuelga un pueblecito rodeado de campos verdes y bosques, y de la enorme llanura que se extiende a lo largo kilómetros y kilómetros con sus palmerales y sus campos de arroz, de un verde tan intenso que parecen de mentira.


Jardín botánico.

Dos de los grandes atractivos de la estación de montaña son el jardín botánico y el lago. El primero resultó algo decepcionante porque, aunque era grande, no estaba bien cuidado y muchas plantas no daban flor o no tenían el mejor de los aspectos (a mí me dieron un poco de pena) y nos quedamos bastante chafadas al entrar en el vivero de las orquídeas... donde no había ni una sola florecida. Sin embargo, el lago cumplió todas nuestras expectativas que eran, básicamente, darnos una vuelta en las horribles pedaletas-cisnes. Sin embargo, una vez en el lago nos dimos cuenta de que la combinación ejercicio más sol del mediodía de plano en la cabeza no era muy recomendable, así que no llegamos a agotar la media hora que habíamos pagado.


Pedaletas-cisne, el summum de la elegancia lacustre XP

La verdad es que, después de la visita, debo decir que, en realidad, los dos grandes atractivos de Yercaud son el paisaje y la temperatura. Y esta última se aprecia especialmente cuando, a medida que vas desandando las curvas de horquilla de la carretera a Salem, el aire se va haciendo más y más caliente y se te empieza a llenar la frente de gotas de sudor, aunque ya esté casi anocheciendo.

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Pues nada, se acabó lo que se daba. Ayer visitamos la universidad de Bharathidasan, donde Manimekalai (la mujer de Ambal) dirige el Centro de Estudios de la Mujer e imparte un postgrado y charlamos con sus alumnas, y por la tarde nos reunimos con trabajadores y beneficiarios de un proyecto para la prevención de la transmisión del SIDA/VIH entre madres e hijos, pero dentro de menos de dos horas salimos para Chennai y tengo la maleta sin hacer, así que se me echa el tiempo encima. El día de ayer incluyó también una visita inesperada al dentista porque a la pobre Sara le están saliendo torcidas dos muelas del juicio y tiene la cara hinchada y le duele. También incluyó tres horas de compras intensivas (en las que yo no compré nada), tatuajes de henna para casi todas, una cena en casa de Ambal y una tormenta monzónica de padre y muy señor mío, que nos pilló llegando a la cena y que no paró hasta que ya nos habíamos acostado todas. Al principio la lluvia nos alegró muchísimo y estábamos encantadas ante la perspectiva de caminar manzana y media hasta la furgoneta (que no cabe por la calle de Ambal o, mejor dicho, no puede dar la vuelta), pero la cosa dejó de tener gracia en el momento que cruzamos el primer charco gigante de agua de color indescriptible y dudosa procedencia. Digo dudosa por decir, dado que el charco estaba al lado de la alcantarilla (recordemos que aquí son como cunetas, no subterráneas) y las alcantarillas estaban todas desbordadas. La repetición de la experiencia (dos veces más) no la mejoró en absoluto y he de decir con toda sinceridad que es, muy probablemente, la cosa más asquerosa que he hecho en mi vida.

Pero bueno, han pasado 15 días y lo han hecho como un rayo. Ha sido muy bonito compartir esto con las voluntarias de Santiago (AlbaC, Kitty, Sara y Tatiana), que son tan entusiastas y tienen tanta fuerza, pero también con Ania, que se ha unido a su grupo a raíz del curso; o con MaríaC, que lleva unos meses en el grupo de Vigo y seguro que esto le dará fuerzas para trabajar mejor con la falta que hace en Vigo; o con AlbaR y MaríaF, a las que no conocía de nada antes del Vanakkam y que ya son mis amigas. Hemos hecho firme propósito de montar una quedada para mediados de octubre y la verdad es que ya me tarda. Espero que no quede la cosa solamente en palabras.

Había pensado concluir la crónica de esta visita con un bonito párrafo que resumiese lo que me llevo y lo que me ha hecho sentir este viaje, pero creo que no se merece que lo resuma. Adiós, Tiruchy. Poyitu varen!

4 comentarios:

  1. han pasado quince días y, gracias a ti, hemos estado un poquito allí

    he de decir con toda sinceridad que tu travesía cloaquense, aunque brevemente descrita, es, muy probablemente, la cosa más asquerosa que he imaginado en mi vida.

    lo que no te mata...

    buen viaje de vuelta, aquí estaré con los brazos abiertox

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  2. Digo como Rafa, mira que ha empezado bien la crónica, con tanta vegetación hermosa, y de repente las alcantarillas, puaaaaaj. Me he partido de risa con las Pedaletas-cisne. Adoro los botánicos y la foto me pareció preciosa, aunque dijeras que estaba un poco descuidado. Como siempre, me encantó viajar por tus palabras, ver lo que cuentas como en una película. Hasta pronto, Blanca, un besazo.
    Maya

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  3. Me he leído todo el blog de un tirón. Ni siquiera sabía que estabas en la India ni me dio una pista lo del masaje ayurvédico del otro día. Vivo en la inopia. Me alegro de que tú vivas más al día y por las mujeres que a las que ayudáis.

    Nkar

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  4. Gracias a los que me habéis seguido, aunque no hayáis hecho comentarios, me habéis hecho sentir acompañada.

    Nkar, que te hayas leído este tocho del tirón me honra.

    Beso grande pa tos.

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