lunes, 6 de agosto de 2007

Welcome to India

Son las 13.30, las 10.00 hora española, y estoy sentada en una silla de plástico bajo el ventilador de aspas, aprovechando que todos los demás están durmiendo para escribir la primera crónica, que no será larga, porque no hemos hecho más que llegar.


De momento las cosas están yendo más o menos como esperaba. [Acaba de entrar el cocinero, pero no sé qué decirle, porque no hablo tamil. Se da una vuelta y se va.] El viaje ha sido largo y cansado, pero no especialmente y, desde luego, la parte del coche (que es la peor) ha sido mucho menos agotadora y desconcertante que la primera vez que vine. Me salto la parte de los aviones, resumiendo la cosa en que todo ha ido bien y sin novedad y que llegaron todas las maletas en perfecto estado. Cuando salimos del aeropuerto, buscando la blanca cara de María entre la enorme multitud que espera a los viajeros a la puerta (no se permite entrar sin billete), fue la negrísima cara de Ambalavanan la que vi, un poco más arriba de sus manos que se agitaban efusivamente para hacernos notar su presencia. Al lado estaba Bobby, toda sonriente, y me tuve que contener para no echarme a correr y abrazarla… aunque bueno, abrazarla sí que la abracé, cosa que no hice con Ambal, que, en su estilo particular, me tendió la mano desde 50 metros de distancia, no fuese a ocurrírseme tomarse semejantes familiaridades y le diese un patatús. Fue una maravilla volverlos a ver, sobre todo a Bobby, que no la veía desde hace ahora 3 años, pero casi tan genial fue disfrutar de la emoción del resto del grupo que, por fin, ponían el pie en suelo indio y la misma cara de velocidad y alucine, supongo, que yo en su momento. Y no os creáis que porque Ambal no se dé a las efusiones está menos emocionado que nadie: creo que la tercera cosa que me dijo fue que cuándo venía el segundo grupo :-D.

Así que sin más demora, nos subimos todos al pedazo de microbús que nos estaba esperando (una modernez impresionante, con tele y DVD y todo) y en medio del barullo que íbamos montando y unos vídeos de bailecillos peliculeros tamiles, salimos hacia Tiruchy. Esta parte del viaje también transcurrió sin más incidentes que los esperables, aunque me hizo muchísima gracia el miedo que pasaron, sobre todo Dolores y Ana, en la carretera. Las pobres se reían por no llorar. Llegamos a Tiruchy ya amanecido, tras una pequeña parada para ir al baño y tomar un café. Estamos los siete alojados en una de las oficinas de PDI (nuestra contraparte en la India), que es una casa de dos plantas en una zona más bien residencial, alejada del centro. Tenemos toda la planta de arriba para nosotros (más 2 chicos que llegan esta noche para grabar un documental de los proyectos y del programa Vanakkam, ¡voy directa a la fama!), que consta de dos habitaciones más una que se ha habilitado en la sala-recibidor poniendo unas cortinas, cocina, baño y ducha. Y he de decir que el váter es a la europea, con su papel higiénico y todo, hala :-D


Tenemos un cocinero que nos preparará todas las comidas y que, a juzgar por el desayuno, se maneja muy bien :-)

Y bueno, de momento así están las cosas. Supongo que dentro de un rato volverán María, Ambal, Manimekalai y Kavin, así que a la noche escribiré algo más, pero no sé si lo podré subir, espero que sí…

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Pues no hay mucho más que añadir. Pasamos todo el día tirados por el suelo, descansando y charlando, sobre todo en la azotea, porque está nublado y ha brisilla, así que se está de vicio. Al atardecer empezaron a aparecer pájaros por todas partes, incluida una pareja de rapaces que, por supuesto, no habíamos visto ninguno en la vida. Dice María que el bosque está lleno de ardillas, pero de momento no han dado señales. De la fauna local, sólo nos ha visitado la salamanquesa y una rana que apareció en el baño (ver testimonio gráfico) para horror de Ana y que ha sido bautizada Gustavo, como no.


A eso de las 7.30 vinieron a cenar Manimekalai, Ambal, Kavin y María y cenamos todos en reunión (también se nos unió Sahajarach, que es trabajador del proyecto de Karaikal y el encargado de “cuidar” de nosotros mientras estemos aquí). Después de cenar, resultó que estaba por la zona Salma, una poeta tamil que además es el equivalente a ministra del gobierno de Tamil Nadu (la división administrativa de la India es muy similar a la de Estados Unidos, por ejemplo). Por cierto, aprovecho para comentar que el año que viene vamos a publicar un libro de poetas tamiles y gallegas, con su CD con las poesías recitadas y todo. Salma, por supuesto, será una de las participantes. Y bueno, ahora os dejo, que hay que ir apagando las luces.

PD para Cris, Rosalía y otros Harrypotterienses: el primer libro cayó en el avión, el segundo caerá pronto.
PD para Moncho: porfa, llama a Bea y dale esta URL, que no sé si la tiene y me olvidé de pasársela.

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